Diabe. La medicina del futuro
El
9 de junio de 1955, los habitantes de la pequeña ciudad de Charleston, capital
del estado de Virginia Occidental, en Estados Unidos, despertaron, como de
costumbre, muy temprano.
“Predicen
expectativa de vida de 150 años para el año 1999”, anunciaba el titular de un
texto, ni largo ni corto, que recogía las declaraciones hechas por el médico
Lowry H. McDaniel, en una conferencia de la Asociación Médica de E.U. celebrada
en Atlantic City.
Todas
las enfermedades
infecciosas, como la fiebre reumática que daña las válvulas del
corazón y las enfermedades venéreas, serán erradicadas.
Un macroestudio realizado en 50 países, conocido como Global Burden of Disease Study 2010 —la mayor investigación de las enfermedades mundiales jamás realizado—, coordinado por el mexicano Rafael Lozano, especialista en salud pública de la Universidad de Washington, y recientemente publicado en la revista The Lancet, muestra que los males no transmisibles como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, impulsadas por el tabaquismo y la obesidad, -DIABE- se han convertido, en los últimos 20 años, en causas dominantes de muerte y discapacidad en todo el mundo, un panorama distinto del imaginado por las predicciones de algunas décadas pasadas.
Médicos, ingenieros, biólogos, químicos, bioinformáticos y toda clase de investigadores en todo el planeta están seguros de que el cuidado de la salud está a punto de sufrir una sacudida, un cambio de paradigma.
La atención médica, dicen, dejará de ser reactiva: no esperaremos a caer enfermos para visitar a un médico. Más bien, lo consultaremos para no enfermarnos: los secuenciadores de ADN decodificarán el genoma de cada paciente para saber a qué tipo de enfermedades está genéticamente predispuesto —como el cáncer y los padecimientos cardiovasculares, neurológicos y metabólicos— y poder tratarlas antes de que se manifiesten con cambios en el ambiente y medicamentos especialmente diseñados.
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